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Ser maduro es estar preparado para hacer lo que tengo en el momento que lo tengo que hacer.

El ejemplo ideal es una fruta. Cuando por ejemplo una naranja dulce está verde y todavía no maduró, no sirve para lo que fue creada o sea dar jugo de naranja dulce. Es claro que la podemos usar, pero eso no significa que sea en el tiempo correcto, por lo que no va ser con toda la calidad que la misma tendría, si la dejáramos madurar.

Este sistema en el que estamos insertos, nos lleva a vivir de una manera inmadura. Todo es ya, todo es para ayer. No se respetan los plazos, los tiempos se aceleran de una manera obscena. Esto sucede no solo con las cosas sino lo que es más peligroso, con el ser humano.

Hoy los niños no tienen el proceso madurativo correcto. La sobre estimulación a la que están expuestos, los hacen saltar etapas entonces llegan a la adolescencia quemados almáticamente y esa etapa es una etapa crítica del ser humano, por los cambios hormonales que se van a establecer definitivamente en el individuo.

Lo trascendentalmente perturbador es que hoy la adolescencia se ha extendido hasta los 35 años en nuestro país. Y de allí surge la pregunta ¿Sirvió de algo haber quemar esas etapas? Lo racional sería que si un niño estuvo expuesto a situaciones en donde debía desenvolverse como si fuera maduro, entonces el paso por la adolescencia debería ser solo eso… un paso. Pero esto no es así, esa etapa aletarga a la persona a una eterna adolescencia.

Nosotros debemos ayudar y luchar para que los niños y los adolescentes alcancen la madurez, entonces debemos generar responsabilidades y así, esas responsabilidades serán el camino para la madurez.

Un niño de seis años que lleva su mochila a la escuela, deja los enceres del desayuno y la merienda en la cocina para que mamá los lave, si se lava los dientes entonces es un niño maduro porque hace lo que se espera que haga. Por el contrario si ese mismo niño de seis años hace que la madre le lleve la mochila, deja todos los utensilios en la mesa después de desayunar o merendar y no levanta nada; si a la mañana, medio día, tarde y noche, tienen que andar persiguiéndolo para que se cepille los dientes, entonces estaremos criando un discapacitado que tarde o temprano no podrá asumir ninguna responsabilidad.

Es muy duro transitar en esta vida, siendo un discapacitado del alma. ¿Qué es ser un discapacitado del alma? Es ser alguien que no toma decisiones, que necesita siempre que otros le marquen el camino; son individuos que carecen de voluntad para crecer y quien no crece demuestra que es un discapacitado del alma pues no puede hacer lo que tiene que hacer en el momento adecuado.

Muchas personas asumen la madurez desde situaciones complejas que deben afrontar. Cada crisis, o situación traumática nos abre dos caminos: 1. El del crecimiento 2. El del estancamiento.

Las situaciones en la vida se presentan y en eso nadie tiene chance de modificar esas realidades. Ahora, en lo que sí tiene el poder y la autoridad es en como va a afrontar esas circunstancias. Para ello es la madurez, esa madurez va a hacer que yo me determine a voltear esos gigantes. Como dijimos aún principio… Ser maduro es estar preparado para hacer lo que tengo en el momento que lo tengo que hacer. Que así sea

Fundación Alas de Águila