Alguien dijo hace muchos siglos atrás y con mucha sabiduría: Es mejor dar que recibir.

Cuando uno da, vuelca en el otro todo su ser, es como derramarse en el otro o en otros. Cada vez que uno se vacía, entonces está preparado para volver a ser llenado. Es como una autopista, es un ida y vuelta.

Está comprobado que cuando uno da, finalmente recibe mucho, pero mucho más de lo que uno dio. Es un principio eterno que no se puede modificar. Algunos pícaros piensan solo en recibir y por eso dan y es justamente al revés. Por eso es un principio invulnerable. Cuando uno da, todo nuestro ser, entra en un estado de paz.

Muchos no solo no dan, sino que guardan, son amarretes. Siempre que uno se dá en otro debe hacerlo sin esperar nada a cambio, sea ese dar, recursos, tiempos, amor, finanzas, etc.

Hay personas que expresan “yo le dí todo a esa amiga y ella me devuelve de esta manera…” Quien dice eso, es porque está esperando una contraprestación igual o mejor, que la que dio. Debemos comprender que la gente es como es, no como uno quisiera que sea.

Cuando uno realiza una tarea solidaria, de servicio o simplemente se brinda a otro, cuando llega la noche y hace el balance del día, se da cuenta que recibió mucho más que lo que dio y eso se debe al principio en el  que hoy nos pusimos a bucear, en esta sección.

Cuando uno da debe poner en acción al corazón y no a la razón; porque cuando se activa el corazón, no importa si la acción es retribuida o no, en cambio cuando le damos espacio a la razón, ahí entonces comienza a funcionar el mecanismo de raciocinio y entonces aparece la balanza que establece que me deben dar en la misma medida que yo dí.

Decía alguien por allí, que hay que dar hasta que quedar exhausto y vacío. Ese es el principio inalterable a través de los siglos.

Dice una canción de Fito Paez, “Dar es dar, no cuento el vuelto siempre es de más… Es solamente una manera de andar”. Te pregunto: ¿Vivís sin contar el vuelto, porque siempre es de más, porque en realidad no te cambia la vida si te dan un centavo más o menos… porque dar es dar y esa en definitiva, ¿es tu manera de andar?

Fundación Alas de Aguila