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16-10-02-nadie-es-una-islaMuchas veces nos sentimos una isla. Sentimos que estamos solos, que nadie nos ayuda, que miramos aún lado y al otro y nos encontramos solos.

El ser humano se compone integralmente de una parte física, social, sentimental, mental y espiritual.

Rompamos un paradigma. Ningún ser humano nació para ser una isla. Ahora que muchas veces podemos sentirnos una isla, eso es otra cosa y nos puede pasar.

Eso sucede cuando en algunas de las cinco áreas nos sentimos solos. Lo bueno es que tiene arreglo.

Muchas veces nos sentimos una isla cuando nuestras relaciones son débiles y eso puede ser en una familia, con amigos o en el entorno donde yo me mueva.

Otras veces nos sentimos solos cuando no nos relacionamos con personas en áreas que son importantísimas para mí.

También cuando camino en ambientes nuevos o desconocidos nos sentimos como una isla y eso es lógico, porque debemos adaptarnos a lo nuevo, a las ausencias, a personas y situaciones nuevas.

El ser humano vive en sociedad y por ello debe socializar. Vive con una familia, con un entorno. En la etapa de bebé somos absolutamente dependientes. Dependientes para comer, para ser limpiados, para trasladarnos, absolutamente para todo. A medida que vamos creciendo entonces adquirimos cierta independencia, pero seguimos relacionándonos ahora mucho más con nuestro entorno. Ese entorno se va modificando a medida que avanzamos en el desarrollo, tenemos entornos en donde estudiamos, donde trabajamos, donde nos recreamos, etc.

Pero muchas veces igualmente nos sentimos solos, aislados. Muchas veces ese sentirnos aislados nos hace que pensar en cosas que no son una solución, aunque a primera vista lo parezcan. Debemos estar atentos sobre todo los padres. Hay un medio que nos va a permitir detectar si alguien se siente una isla. Ese medio es la vieja y querida comunicación.

El ser humano se comunica y no solo lo hace en forma oral, sino también gestual y con actitudes. Debemos estar prevenidos para poder actuar en consecuencia. La buena comunicación oral, se sostiene en una columna llamada tiempo. Debemos pasar tiempo con nuestros seres queridos, sean estos padres, hijos, hermanos, amigos, pues en estas circunstancias se aplica la regla que dice que es directamente proporcional: a mayor cantidad de tiempo, mayor calidad de tiempo. En esos tiempos de calidad, se establecerá la mayor comunicación y fluidez de la misma.

Sin tiempos, no esperemos que aquellos que pasan por tiempos de islas puedan recurrir a nosotros.

Recordá, ¡Nadie es una isla!

Fundación Alas de Águila
Por una Juventud con Valores