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No hay nada tan potente como el amor, nada que tenga tanta fuerza, que pueda cambiar realidades.

Si lo que hago es grandioso y me lo reconoce el mundo, pero le falta amor, sería como un bombo: grande, impactante y majestuoso, hasta incómodo para trasladar, pero en el fondo sé que es hueco, pura armazón y eso hueco es lo que genera el sonido.

Si conociera el futuro, y tuviera mucho conocimiento de todas las cosas para salvar a la humanidad, pero me faltara amor, no soy absolutamente nada.

Si fuera la persona más rica del planeta y a la vez la más altruista y quizá pudiera quitar el hambre del mundo, posiblemente sería nota de los diarios, de las cadenas más importantes de televisión, incluso hasta recibiría el premio Nobel de la Paz, pero si me falta el amor, nada de todo eso sirve.

El amor es la fuerza que mueve al mundo hacia lo mejor, así también el odio es la contracara de esta fuerza y su camino es la destrucción del amor.

Quien ama y no solo hablamos de amor de pareja, sino como padre, hijo, hermano, habitante de una sociedad, estudiante, docente, gobernante, etc.  tiene estas características: Tiene muchísima paciencia, el ejemplo es el de una madre cuando enseña a caminar a su hijo. Es todos los días a cada momento hasta que ese objetivo se cumple. El amor tiene bondad, y lo podemos ver en las acciones que hacen personas desinteresadas y que generan esos actos con las personas en situación de calle o abandonados en los asilos. El amor es contrario a la envidia. Es por ello que las personas pueden unirse a otras que tengan ese mismo ADN de querer cambiar situaciones difíciles. Quien ama en forma natural, no presume de eso, ni tiene orgullo y obviamente no es egoísta, por el contrario, es altruista. Quien tiene amor no se enoja, ante situaciones, porque con los anteojos del amor, puede ver las situaciones desde otro punto de vista y como no se enoja, no puede guardar rencor. Quien ama aborrece las injusticias y se alegra muchísimo cuando la verdad sale a la luz.

El que ama debe estar dispuesto a sufrir, a creer, a soportar lo que venga.

El amor nunca dejará de ser en si mismo, en su propia esencia… el amor siempre existirá.

Ah, una infidencia para el final, el amor tiene dos amigos íntimos: Estos son la esperanza y el creer.

Yo me entregaré en el alma para curar tu dolor. No te dejaré rendirte yo te sanaré las alas, Corazones invencibles por la fuerza del amor.

Fundación Alas de Águila
Por una Juventud con Valores