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Vivimos una era en el que el tener prima sobre el ser. Hoy si no estamos a la moda, estamos fuera de órbita, no somos cool.

Todo tiene que ver con el tener dejando anulado al ser.

El que establece el valor ser, por el antivalor ser, termina siendo visto como algo raro, alguien que no está a la onda, es el “rarito” del grupo, el candidato al bulling porque no tiene el último celular, porque no calza zapatillas de alta gama, porque no tiene tatoo, porque quizá, le gusta leer, porque no bucea en las redes sociales, porque usa sombrero en vez de gorra, porque tiene personalidad y no se deja llevar por delante, ni por modas, ni por imposiciones de la sociedad, porque es libre de ataduras consumistas, porque decidió valorar el perfume de los azares, porque le gusta caminar por sobre el pasto descalzo, porque la felicidad de él, no pasa por alcanzar lo que aún no tiene, sino por valorar lo que ya tiene, porque prefiere una charla con un amigo cara a cara, que atreves de un chat, llenos de emojis; porque desea caminar bajo la lluvia en verano, porque anhela saborear un buen café, porque le gusta hacer un gol pateando la pelota contra un palo formado por un montón de ropa amontonada, en vez de gritar frente a la pantalla un gol de play-station.

Ahora si queres ser un consumista, está perfecto, selo, pero que sea tu decisión, no la de un montón de pícaros que te quieren ver atado a la novedad, para que compres hoy y pagues meses y meses.

Nosotros preferimos elegir ser sencillos, simples, que las cosas que están a la moda sean cosas útiles, que nosotros tengamos gobierno sobre ellas y no que ellas tengan administración sobre nosotros.

Nada sería si esto quedaría en una simple moda… Ahora ¿en que era se habló de tanto stress, de ataques de pánico, de autismo, insomnio, de adicciones, obesidad, bipolaridad, diabetes, asma, colon irritable, etc., etc., etc.?

Humm, para preguntarnos largamente, ¿no?

Fundación Alas de Águila
Por una Juventud con Valores