loader image

Podremos recordar dos cosas fuertes en nuestra vida. O el día del maestro o el día que caían las torres gemelas.

Pareciera que no tienen nada que ver pero…
Recordás esos aromas que había en la escuela cuando vos eras un niño y asistías al Jardín o a la primaria. ¿Quién no se enamoro (eso era un privilegio generalmente de los varones) de alguna maestra? Amor del puro, ese con el cual aprendes a ponerte colorado. Te acordás que cuando se acercaba el 11 de septiembre soñabas con que tu regalo sea el más importante para la maestra. Ese día era de felicidad. Las mesas estaban llenas de galletitas con picadillo (que mangar) y gaseosas en botellas de vidrio y la maestra nos decía «cuidado con esas botellas de vidrio que explotan, dejen que sirva yo». Ese día hasta nos permitían ponernos esa colonia que usábamos en ocasiones especiales, algún cumpleaños, navidad o año nuevo. Ellas usaban Mujercitas, ellos Pibitos.
Hace diez años, el universo se estremecía al poder ver en directo como un segundo avión se estrellaba contra un edificio mientras su hermano gemelo, ardía desde unos minutos atrás. El World Trade Center había literalmente desaparecido. ¿El World que? se preguntaba la gente, “Las torres gemelas”, decían algunos con aire de suficiencia. En ese momento nos enteramos que allí se monitoreaba la economía de las naciones.
Al Qaeda, eran otras dos palabras que se incorporaban a nuestro vocabulario, hasta allí desconocidas. Ellos, una fuerza terrorista musulmana, se adjudicaban el atentado. Y esto le pasaba a EEUU, ellos que para nosotros eran el país más seguro del planeta. Pensamos si a ellos les pasa ¿que queda para nosotros?
Religión, intereses económicos, orgullo, ira, avaricia, soberbia, envidia, eso fue lo que se pudo observar en este hecho trágico para la historia de la humanidad.
En nombre de Alá se destruyó. Pero… ¿DIOS será malo, que mata gente por matar, que no tiene nada que ver con el conflicto en sí?
Y porque ese once de septiembre tiene que ver con el día del maestro. Aquellos que creen en DIOS y que Jesús fue su hijo que vino a la tierra haciéndose hombre, a Él  le decían que era un rabí, un maestro. Para los hebreos un rabí es un maestro experto en la ley judía y en la interpretación de la Torá, la palabra denota respeto como a un maestro o una excelencia.
El, Jesús, era un maestro que enseño cosas muy profundas como “amá a tu prójimo, como a ti mismo”, en nuestro español posmoderno, sería algo así como…“Amá a todos, ama a la humanidad como te amas a vos mismo”
Dice el pensador uruguayo Lemuel J. Larrosa, “Si pusiéramos en práctica este mandamiento,  el mundo cambiaría hacía algo mejor”.
No quiero que suene religioso, lejos estamos de eso. En la Primera Carta de Juan en el Capitulo 4, verso 8 al final dice que DIOS es Amor, el interrogante es ¿Si DIOS es amor, como se puede matar a otros semejantes, en nombre de Él?
El amor es el antónimo de odio, la paz de la violencia, la humildad de la soberbia, la prudencia de la ira, la paciencia del desasosiego.
Nosotros creemos en una generación que piensa en estas virtudes enumeradas y los podemos ver ellos están en medio de nosotros, ellos necesitan referentes, modelos que se muevan en esta dirección, ellos entienden bien que el amor, la paz, la humildad, la prudencia, la paciencia, la honestidad, la  responsabilidad, son valores que los van a llevar a vivir una vida plena. Creemos en ellos y los vamos a apoyar, ayudar a construir un mundo mejor, porque se puede, se puede, se puede.
Feliz día del maestro, a todos aquellos que por vocación enseñan a diario en nuestra patria, un minuto de silencio para aquellos que murieron sin sentido hace ya diez años y resignación para sus familiares.
FUNDACION ALAS DE AGUILA