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Una decena de músicos adolescentes que estudian en el Proyecto de Orquestas Infantiles y Juveniles de la Ciudad viajaron dos semanas a Alemania para incorporarse a las clases y ensayos de la Musikschule Leo Kestenberg de Berlín.
De regreso, el balance no podría ser más positivo. Están exultantes. Aceleradísimos, cuentan felices la experiencia. Hablan todos juntos, se ríen cómplices al recordar las anécdotas del viaje.
Gonzalo Idiart (18 años, clarinete), Ayelén Angulo (16, chelo), Florencia Pirreco (13, corno), Macarena Figueredo (18, trompeta), Axel Juárez (18, trombón), Pamela Zárate (18, violín) y Sara Lugos (12, flauta traversa), de Retiro; Roger Sequeli (14, percusión) de Mataderos, Carolina Fernández (18, flauta traversa), de Lugano y Lucas Velásquez (14, contrabajo), de Flores, contaron su travesía. Los chicos viven en barrios complicados y fue su primera experiencia en muchos sentidos: dejar la casa familiar, tomar un avión, moverse solos en una ciudad tan grande y cosmopolita como Berlín. Todo, desde que llegaron a Ezeiza para volar a Europa, resultó una lección para estos jóvenes.
«Fue un antes y un después. Fue muy importante para ellos, y no sólo desde lo musical. Como se albergaron en casas de familia, fue una experiencia increíble. Hubo adopciones mutuas» manifestó Fuchs.
La iniciativa busca integrar a chicos de sectores sociales vulnerables y fomentar en ellos la experiencia colectiva del modelo orquestal. No importa si vienen de realidades difíciles. «Nos olvidamos de la procedencia y trabajamos con la mayor exigencia, tienen los mejores maestros. La música iguala, y si hacen de ella una profesión pueden emerger de sus lugares de origen», destacó.

«Todo es muy diferente, muy tranquilo», dijo Macarena. «Nos imaginábamos una ciudad toda de asfalto pero hay muchos parques, no hay ruido como acá y está lleno de bicis», contó Ayelén.

El idioma no fue obstáculo. Aunque algunos hablaban inglés, otros se las ingeniaron sin problemas. «Uno de los que no hablaban nada de inglés me contó que la primera noche se quedó hablando con sus anfitriones hasta la una de la mañana… «¿Cómo hiciste?», le pregunté. «Con un Google y un traductor en Internet nos entendimos», me dijo. Crearon vínculos hermosos, inolvidables», señaló Fuchs.

Los chicos fueron invitados por la Alcaldía de Berlín, dentro de un convenio de cooperación que la ciudad europea mantiene con el gobierno porteño, que se encargó de organizar la gira, financiar y gestionar los pasajes y gastos de estadía para los jóvenes músicos y los tres profesores acompañantes.

«Todo es tan perfecto y lindo que es fácil acostumbrarse», rio Axel. Ante la pregunta de si quieren volver, el sí fue unánime. El viaje fue tan positivo que evalúan darle continuidad al intercambio.

De esto se trata cuando hablamos de los jóvenes y de los adolescentes. Cuando los mayores generamos la oportunidad, la motivación, ellos solos se suman y hacen cosas maravillosas. Estos profesores, les cambiaron la forma de pensar, y ellos a su vez cambiaron su manera de vivir. De esto se trata de generar espacios donde nuestros adolescentes y jóvenes puedan exteriorizar lo que Dios les dio. Creemos firmemente en ellos. Tenemos que darnos un tiempo para generar esos espacios. Nosotros y nuestras generaciones lo van a agradecer. Que así sea.
Fundación Alas de Águila