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Hay varios conceptos acerca de esta sutil palabra.

Veamos algunos: La hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades o estándares que no se tienen o siguen.

La persona hipócrita finge cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente tiene o experimenta.

La hipocresía en si es un tipo de mentira o pantalla de reputación.

Un hipócrita es alguien que esconde sus intenciones y verdadera personalidad.

Nos adentremos en la etimología de la palabra: Proviene del griego hypo que significa «máscara» ycrytes que significa «respuesta» y por lo que la palabra significaría «responder con máscaras».

¿En este mundo vemos la hipocresía a diario? Si nos tomamos de esta última definición parecería que debemos caminar con caretas por la vida, fingiendo ser lo que no soy.

Las caretas no solo muestran lo que no soy, sino que ocultan lo que verdaderamente soy.

Aquellos que se levantan tomando la espada de la Justicia y la Verdad, pero sus vidas conllevan situaciones oscuras, lúgubres, absurdas.

Debe ser cansador tener que ponerse todos los días la careta de la amabilidad, del aparentar ser buena persona, del que con vos “Todo bien, loco”, de ser el correcto cuando por dentro tengo los pensamientos más morbosos.

La hipocresía va en el carril contrario de la verdad. La verdad se muestra tal cual es, no necesita caretas. Siempre, siempre, siempre, da la cara. La hipocresía es enemiga de la identidad, porque quien es auténtico es transparente, sabe quién es, sabe hacia dónde va; no necesita de muletas o caretas, para vivir; la hipocresía es antónimo de seguridad, porque quien es seguro, no necesita de aditivos para caminar esta tierra.

Muchos viven la hipocresía, porque creen que agradar a todos es un precepto, más bien eso es un error, porque aquel que quiere agradar a todos y se pone la careta de “Soy un buen tipo”, en el fondo es una persona insegura, que necesita imperiosamente de la aprobación del otro, porque sin ella se vuelve insegura, vulnerable, frágil, entonces necesita constantemente la careta.

No es fácil ser sincero, auténtico. El Rolex presidente vale más de U$S 25.000, pero lo vale, porque es auténtico, en cambio el Rolex que conseguís en la feria no supera los $500. Cuál vale más y no te pregunto cual cuesta más, eh? Lo que vale es la autenticidad, la originalidad. Eso es lo que finalmente le da un valor económico.

El carnaval es la muestra más cabal de esta situación, podemos ver en nuestro norte, como muchos usan caretas para ocultarse detrás de ellas, viven varios días que no lo van a volver a hacer hasta el año entrante, entonces cuál es la verdad de esta persona que lo hace año a año. El que vive los 360 días de una manera o ese que vive 5 días detrás de un disfraz llamado carnaval? Hum… para pensarlo, no?

¿Sabes qué pasa con la hipocresía? Es como si guardarás una bolsa de basura en tu ropero, a pesar que la cierres bien y le hagas muchos nudos, tarde o temprano, el olor nauseabundo brotará de la misma e invadirá todo el ropero. Tenés una chance más, podes cerrar bien el ropero, pero nuevamente más temprano que tarde, el olor inundará toda la habitación.

Por ello es que tenés que dejar la hipocresía de lado. No tenés que demostrarle nada a nadie, sé lo que realmente sos y ahí sí, podrás corregir lo que está mal y seguir creciendo en lo que está bien.

Muchas personas y muchas familias viven la hipocresía hasta que las cosas salen a la luz y cuando las cosas salen a la luz, la careta no sirve para nada.

¿Sos un hipócrita y querés dejar de serlo? Parate en la piedra de la verdad, eso va a traer luz a tu vida, y vas a poder ver con mayor detalle cada acción que tomás. Busca en tu interior tu identidad, preguntate y preguntale al fabricante para que fuiste formado, preguntá para que estás en esta tierra, busca cuál es tu propósito. Eso te va a dar identidad y con la identidad clara y manifiesta, no vas a necesitar nunca más de máscaras.

Cuando tengas identidad, inmediatamente te vas a sentir seguro, y por más que vengan voces que te digan lo que eras, podrás cerrar tus oídos y escuchar la verdadera voz.

Dejá de ser hipócrita y sé autentico. ¿Si te va a costar…? ¡Uh! un montón, pero realmente lo vale, porque lo que vale no tiene precio, por lo tanto no vas a ser una persona con precio, sino con convicciones y esas no se pueden comprar.

Que así sea.

Fundación Alas de Águila