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No está claro, el porque se dice así a una etapa de la vida del ser humano. Algunos expresan que es debido a que este animal es muy sensible y de temperamento cambiante. La verdad es que esta etapa de la vida es una de las más importantes para el desarrollo de una persona.
Ahora, como padres decir del hijo (y lo peor que lo escuche) que está en la edad del pavo, es por lo menos, ofensivo.
Este rótulo lo cargan más los varones que las mujeres, porque el cambio hormonal se presenta de diferentes maneras según el sexo.
En las mujeres el cambio hormonal se produce más rápido en cambio en los varones es de manera más pausada.
A las adolescentes en poco tiempo dejan de ser niñas para pasar a ser señoritas, sumado a ello que hoy el sistema en el que vivimos ya las prepara como adolescentes cuando todavía viven edades de niñas, basta para ello ver las novelas de adolescentes donde niñas de 10, 11 y 12 años tienen comportamientos de adolescentes quinceañeras.
A nadie nos gusta que los seres a quienes más amamos (los padres) hablan despectivamente de nosotros y si le sumamos a ello que estamos creciendo que tenemos cambios hormonales que no entendemos sumado a la burla constante en el ingreso a la pubertad cuando, por ejemplo, de la voz de niño pasamos a una voz gruesa y eso genera risas en los ámbitos familiares.
Ahora a medida que el adolescente va caminando en esta nueva etapa, lo que era burla y gracia mal entendida se transforma en una agresión constante: – “Y que queres, si está en la edad del pavo”, una expresión muy dura para quienes están descubriendo una nueva etapa en la vida.
La palabra adolescente muchos la confunden con adolecer, que falta, que carece y eso de por sí es un gran error, porque adolescente significa: en crecimiento. Entre adolescente y adolecer hay una “S”, que cambia totalmente el sentido de la palabra.
Si vemos un arbusto que está en pleno crecimiento lo que haríamos es cuidarlo del calor y del frío extremo. Ahora, porque no hacemos eso con nuestros hijos, que lo que necesitan es un cuidado extremo, a distancia, al alcance de sus manos. Lo peor que le sucede al adolescente que dejó la niñez es tener padres que no mudan esa etapa y creen que siguen teniendo un niño o quieren darle responsabilidades de un adulto.
¡Atención papás! Es un adolescente que necesita de nosotros y también descubrir por sus propios medios algunas cuestiones. No debemos, como padres desentendernos, sino por el contrario es la etapa en la cual debemos tener mayor acompañamiento de nuestros hijos, porque esta etapa es determinante para lo que viene en su juventud y adultez.
La verdad que un adolescente entre los 12 y 13 años entra en la edad del águila, no del pavo. Esa es la edad donde comenzará a extender sus alas y tratar de volar. Las palabras de los padres (- “uh, tengo un hijo adolescente, es un inútil, nunca hace nada bien”, etc.) puede ser el grillete que le impida volar. Si, como adultos (padres, tíos, docentes, entrenadores, vecinos, etc.), nos damos cuenta del potencial que cada adolescente tiene y nos comprometemos a desarrollarlo a fondo, estaremos estableciendo y generando un joven y luego un adulto con identidad, que sepa para que está en esta vida y de esa manera sea feliz y pueda marcar la historia no solo para él sino también para sus generaciones.