El ser humano establece ámbitos. Estos ámbitos pueden ser sanos o tóxicos.
Siempre dependerá de con quienes nos juntamos y establecemos vínculos. Eso determinará qué ambiente estamos generando.
Hay personas que son tóxicas, con ellos no se generan sanos ambientes. Estas personas son aquellas que se quejan constantemente, que todo lo ven mal, son personas que restan, que terminan dividiendo donde uno
está.
Esas son personas que nos dañan, que no nos suman nada, por el contrario, son como esas plantas parásitas, que necesitan del otro para vivir, y nos absorben la energía, las ganas, el optimismo.
Por ello debemos despojarnos de estas relaciones y establecerlas con personas que sean productivas, que nos ayuden a crecer, que sumen a nuestra vida y que sean multiplicadoras de sueños y anhelos.
Hoy es un buen día para trazar la línea y comenzar, primero por identificar esas relaciones tóxicas. Luego que las tenemos identificadas entonces debemos comenzar a romper esas ataduras que nos unen. El paso siguiente es descubrir cuáles son esos vínculos que nos hacen sentir bien, que nos generan crecimiento, que cuando dejamos de estar… nos queda ese sabor a… “me hubiera gustado pasar más tiempo”. Y por último comenzar a cultivar esos lazos, que son verdaderamente productivos para nuestras vidas.
Cuando ya lo hayamos realizado, entonces podremos sorprendernos como esos ámbitos sanos se establecen, o como se dice comúnmente. “hay un cambio de aire…”
De eso se trata, de poder vivir bien, y vivir bien no solo se trata de estar sano físicamente sino también de tener relaciones sanas y fructíferas.
Fundación Alas de Águila
Por una Juventud con Valores
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