Días atrás escuchando una conversación, alguien hablaba sobre Felipe Pigna, el más reconocido historiador contemporáneo argentino, autor entre otras cosas del best-seller para televisión como lo fue “Algo habrán hecho” y otra persona decía en ese diálogo, “¿Quién?… y entonces comenzó un intercambio de personajes que son hoy los más conocidos Argentina, y que nada de importante hacen por el país. Ejemplo, hay montones: A quién le importa sino a él y a su familia, como se llame la esposa de Lionel Messi; o cuanto ganó en la quiniela un diputado que se hizo conocido por colgarse de la pollera de una medíatica; o si Carina sigue o no con el Kun…
Argentina tiene mucha gente que hace historia, claro que no sale reflejada en los medios, porque los medios en general venden comida chatarra. Lo sano, lo nutritivo, dicen ellos… “no vende”.
Las artes han ido perdiendo espacio, ante el avance de la tecnología usufructuada al amarillismo que se vende desde la prensa.
Lamentablemente parecen que los poetas han desaparecido. Una dictadura del chimento y la farándula están intentando que mueran todos, pero no saben, que un poeta, un artesano, un músico, un pintor, un escritor, un fotografó; no vive en este tiempo, no depende de lo que se hable y esté de onda. Estos caminan sus vidas en el derrotero que les marque el corazón, sus sueños, sus ilusiones. Eso no se puede matar.
Así que hay espacios, pequeños, como células fundamentalistas donde aquellos que aman las artes comienzan a agruparse y generan sus propios anticuerpos para este avasallamiento que aparentemente va ganando.
Lo banal, lo superficial, va a perder, porque después de la tormenta, manará la vida, la vida que pone en su pincel un pintor dándole colores vivos a una tela blanca, alguien escribirá esos jeroglíficos para aquel que no entiende, que son las notas musicales; extraños renglones de cinco líneas se vestirán de corcheas, fusas, negras y blancas, dándole melodía cuando sean interpretadas. Un fulano, derramará a través de un teclado páginas y páginas de novelas e historias que a quienes las lean los sumergirá en un mundo de fantasía y ensueño; otro retratará imágenes que serán para otros el resultado de una búsqueda temporal que plasmada en una foto generará un éxtasis a la vista.
Argentina se levanta de lo superfluo y los medios comienzan a contar lo importante, lo medular. Ya no se “bailará por un sueño”, sino que se concretarán los sueños y después bailaremos; ya no habrán más “intrusos” sino que estos se irán y darán lugar a los solidarios; la “Mejor elección” ya no será ese vació programa de televisión, sino que para Argentina la mejor elección será vivir los valores.
Por una sociedad en donde sus poetas y los artesanos, estén más vivos que nunca, lo deseamos, anhelamos y sabemos que así será.
Fundación Alas de Águila
Por una Juventud con Valores
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