Dice el diccionario que Pasión es: cuando en una persona, su principal intención es satisfacer su deseo y expresar sus sentimientos sin restricciones ni límites.
Nosotros aplicamos esta palabra al fútbol –“Mi pasión es tal equipo”, o al amor –“muero de amor por el/ella”; o a una profesión –“Mi pasión es mi trabajo sino trabajaría creo que me muero”; hay distintas maneras en las que uno las usa.
¿Ahora es eso correcto? Lo que intentaremos desentrañar es que hace a que una persona sea apasionada o no.
Muchas veces la pasión está fragmentada en las personas. Siguiendo el ejemplo precedente podemos decir que una persona es apasionada al trabajo, pero no a la familia o a los amigos; otros son apasionados al fútbol, pero no a las relaciones interpersonales, otros tienen pasión por una persona, pero no lo son con otros seres queridos o sus actividades diarias.
Para tener pasión, primero hay que tener visión, porque la visión es la fuente de la pasión.
La pasión es fuente generadora de vida y de vida en abundancia.
La pasión hace que uno sea perseverante, que más allá de lo que ocurra tenga muchas fuerzas para lograr el propósito y esa fuerza surge de una manera natural, sin hacer nada. La pasión hace que aunque existan obstáculos, tú puedas superarlos más allá de lo difícil que estos sean; es más cuando falles no te va a pesar porque vas a seguir caminando hacia la meta y esas fallas terminarán siendo trampolines para subir más arriba en lo que te propongas. Muchas veces vas a percibir que puertas se cierran, pero la pasión hace que otras se abran.
El mejor amigo de la pasión es la ejecución, y esto tiene que ver con acción, con movimiento, con dinámica. El apasionado crea las situaciones, no las espera, así también los resultados se construyen día a día, no se esperan pasivamente.
La pasión se genera en el alma pero cuando ésta, está sujeta al espíritu es totalmente seguro que el corolario será la plenitud. Ahora cuando tengo pasión solo sustentada en el alma, entonces deberé convivir con los vaivenes del alma, o sea un día bien arriba y otro más o menos y otro bien abajo.
La pasión hace que no importa la hora Ud. seguirá en ese derrotero que se planteó. La pasión habita en el apasionado día y noche, por ello es común ver que muchos hasta sueñan con su pasión.
La pasión hace que el tema recurrente en sus vidas sea justamente ese… el tema que los apasiona. Nada importa más que lo que nos apasiona.
El frío, el calor, el sueño, el cansancio, el hambre, la sed van a quedar de lado cuando hay pasión.
Existen muchas personas que no tienen pasión, que viven la vida de una manera tán particular. Nada los mueve, nada los enciende. Son personas que transitan por la tierra sin dejar nada. Casi vivir o no vivir les resulta parecido. Es muy triste ver este tipo de personas que todo lo pueden pero nada de ese potencial lo ponen a prueba en sus vidas.
La vida está para ser vivida. La verdadera pasión es vivir la vida con pasión. Entonces allí no le errarás al blanco, porque todo, todo, todo lo que hagas entonces lo harás con pasión.
La pasión de Alas de Águila es servir a la sociedad. Cuando esto acontece entonces sus integrantes se sienten llenos, completos y que paradoja, para sentirse así primero se vaciaron en la actividad que desarrollan. Por ello hoy más que nunca queda expuesto ese principio que sustenta la Fundación: “Es mucho mejor dar… que recibir”
Fundación Alas de Águila
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