El miedo es un mecanismo de defensa que tenemos los seres humanos. El miedo es parte de nuestro sistema de supervivencia. Cuando alguien tiene miedo todo el cuerpo está alerta para luchar, huir y finalmente la conservación de la persona. Cuando tenemos miedo, nuestra presión arterial se acrecienta, se aumenta la glucosa en la sangre para que el cuerpo este preparado para huir y los músculos estén listos, se aumenta la adrenalina, se detienen las funciones no esenciales como ser tener hambre, sueño, desgano; los músculos se tensan para la defensa o la huida, se abren los ojos y las pupilas se dilatan para tener mayor visión.
Ahora el tema es si este miedo nos controla, si es así entonces el miedo se transforma en pánico y allí la cosa es totalmente diferente.
Hoy en día muchas personas sufren de pánico, pero ¿sabes algo? Nadie murió de pánico, simplemente es una sensación.
Cuando el pánico sobreviene al miedo es que se abrió una puerta a una influencia que se va a encargar de anclar a la persona a ese pánico y no la dejará avanzar, crecer, soñar. Toda la vida comenzará a girar en torno al pánico y esa pendiente lleva cada vez más y más hacia abajo. El pánico te paraliza, es estático y te deja inerte. Con el tiempo al pánico se le suma su gran amigo, llamado depresión. Muchos terminan internados en Clínicas Psiquiátricas y tan solo por haberle dado al miedo mayor poder que el que realmente tiene y esa autorización transforma al miedo en pánico.
Muchas cosas hoy generan miedo. En la antigüedad el miedo era ante el ataque de un animal básicamente. Hoy el miedo ha evolucionado y se estableció en distintos situaciones.
Hoy muchos tienen miedo al futuro, a ser rechazados, a fracasar, a no cumplir con los estándares que marca la sociedad.
Hoy no existen animales en nuestra ciudad que nos puedan atacar, los leones están lejos muy lejos, pero desde el desarrollo hemos generado nuevos miedos que nos atacan, como es la inseguridad, el transito, la traición, la política mal entendida, el sobrepeso, el paso de los años, la mentira, la injusticia y muchas más.
Uno de los miedos más difíciles de superar en esta postmodernidad, es el miedo al cambio. Este miedo es silencioso, no está gritando, está pero no se ve. Muchos le temen al cambio, ya sea de casa, de trabajo, de sueños, de gobierno, de edad. El cambio cuando llega hay que tomarlo de la mejor manera y ver en ese cambio, la posibilidad de progreso. De poder usar ese cambio como un trampolín para ascender en la escala de la vida.
Los cambios traen adosados posibilidades, nuevos horizontes. El cambio es acción, es algo dinámico que se mueve que rompe la rutina, el estatismo.
Como fundación añoramos una sociedad que no sufra de miedo, sino que lo use para su propia defensa y que ese miedo se transforme en acción para sobrepasar la situación que nos genera temor. Creemos que esta sociedad se puede transformar, que se base en valores; eso es un cambio y no tenemos miedo al cambio porque detrás de ese cambio están las generaciones que nos van a suceder y por ello nosotros establecemos que no nos va a paralizar el miedo, por el contrario será nuestro trampolín, para alcanzar nuestro sueño.
Que así sea.
Fundación Alas de Águila
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