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AmilioHoy 30 de abril, acabamos de tomar conciencia, ¿lo hicimos realmente? de que Emi, un miembro de la Fundación, a sus 21 años paso a estar con nuestro REY. (2° Corintios 5:6-8). Pero no resulta fácil escribir esta editorial.

Emi, ha sido un joven con valores. Desde la Fundación podemos decir que él nos ha enseñado valores, no porque nos hubiera hablado de eso, sino porque él vivió esos valores.

Era un joven que no necesitó tomar alcohol para divertirse, que no vivió de boliche en boliche, era sano, lejos de los vicios. Donde iba, su carta de presentación era una sonrisa. Vivía a mil, sus pies se deslizaban sobre las veredas de nuestra tierra como si patinara, como ganándole a cada pasos segundos. Pontificó y pondero la familia, como pocos.

Era responsable, se preocupaba por su estudio, amaba a su familia. Su DNI era una sonrisa, la alegría permanente, incluso parecía llamativo, (para aquellos que no lo entendían) eso de reírse y ser feliz todo el tiempo. Sabía cuál era el camino y también sabía sus límites. Ahora, en este momento, mientras lees o escuchas este editorial, está junto a DIOS. (Lucas 16:19-31), yo de eso puedo dar fé. Te lo aseguro, porque lo ví, nadie me lo contó, ni me lo imaginé.

Él marcó un camino, el es el ejemplo vivo, de cómo queremos desde la Fundación que sean los jóvenes a quienes queremos llegar. Mucho tuvo que ver su familia los Revollo-Saavedra, ellos forjaron entre todos a Emilio, diferente para nuestra sociedad, él pasó entre risas y sonrisas, conoció el mundo, Europa, pero eso lo hizo más humilde. No se llevaba bien con los deportes, pero bailaba con excelencia y encima, con alegría. No solo bailaba, sino que enseñaba. Sé que hay que tener algo especial, para hacer eso, el transferir lo que se aprende, para darle a otros lo que uno tiene, eso, te lo digo, te hace estar un escalón más arriba cada día, porque quien da recibe por lo menos el doble de lo que dio, es una ley. La ley de la siembra y la cosecha. El sembró y cosecho más del doble, mucho más del doble, de lo que sembró.

No te tenemos entre nosotros Emi y eso nos hace parar la pelota, repensar las jugadas y decirte a vos, que nos escuchas o lees… existió un Emi, ojalá que puedan existir muchos más, si nos decidimos a seguir su camino, con nuestra impronta, porque de nada vale, hacernos copias, pero sí en fundamentarnos en el fondo de la cuestión, en eso de ser buenas personas, alegres, que disfrutan cada segundo de la vida, que a esa vida la viven con intensidad, que el tiempo transcurre, pero nosotros somos actores de esos tiempos.

Emi, te vamos a recordar primero por tu sonrisa y alegría constante y contagiosa, pero sobretodo te traeremos a memoria, por lo buena madera que fuiste, sos y serás, porque vida eterna tenés, ahora estás con el maestro y eso es lo único que vale.

GRACIAS por todo, CAMPEÓN, nos vemos en el cielo…

FUNDACION ALAS DE AGUILA