Escribió el sabio Solomón, la siguiente frase… “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: Un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar;… un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de alegría; un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; y un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar…»

Según el sabio… Todo tiene un tiempo. Que interesante, ¿verdad?

Por eso un bebe gatea y no un adolescente, porque si así lo hiciera, algo no estaría bien, no? Habría alguna discapacidad reinante en el joven. Por ello hay más jóvenes en las universidades que mayores, pues el tiempo de estudio, es en la juventud. Eso no quita que un adulto pueda estudiar cuando quiera, pero siempre serán los menos.

Los tiempos que vivimos necesitamos ser entendidos sino este sistema nos pasa por encima, nos marca la cancha y nos dice como tenemos que jugar. Eso no es libertad, terminamos siendo esclavos modernos, sin grilletes ni cadenas de hierro, pero sí atados a las deudas, al diario vivir, a este sistema de consumo en donde importa más el tener que el ser.

Por ello es que muchas veces vienen tiempos donde debemos destruir esas ficticias construcciones que este sistema nos impuso, porque recién allí vendrá el tiempo de construir con cimientos firmes y de por vida; quizá lloraste mucho en esta etapa de tu vida, pero ya llega el tiempo de reír, de disfrutar de la vida.

Todo tiene su tiempo. En la medida que seamos entendidos en los tiempos que vivimos, entonces sabremos vivir esos tiempos y establecer claramente cuando comienza y termina cada tiempo.

Necesitamos una Nación entendida en los tiempos que le toca vivir, que así sea, es el deseo de quienes formamos Alas de Águila.

Fundación Alas de Águila

Por una Juventud con Valores